79.- (ES) Papa Francisco: El Espiritu nos guia el camino (sinodal). CAMINEMOS JUNTOS.-

 C@LC  Sinodal

Comunicación del apostolado laical Católico 

Corresponsabilidad sinodal.

¿QUÉ ES EL SINODO DE LOS OBISPOS?Movimiento CPM, Movimiento Vida Creixent (Vida ascendente- Vie Montante), C@LC, etc.

(CAT) C@LC:  C, Ca, Cal, Calca, Calça, Calcula, Calcuta .Contactar, acollir, escolta-activa, implicar-se, organitzar-se i unir-se

(ES) C@LC:         Acròstico en serie acumulativa   C, palabras que empiezan por C.... Casa, acogida, acompañamiento, Necesario, es justo y necessario, Calca, imitación, seguir al Maestro. Calza, para caminar y hacia donde nos reciban. Calcuta .- El mundo de acercamiento, acogida y acompañamiento del prójimo. Conversación en apostolado y en la Lectura Catequêtica de la vida. Conversación apostòlica, espiritual, interactiva, observadora i de utilidad comunitaria sinodal.

1.- Oración del Sínodo.-

Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre. 

Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. 

Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. 

Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos. Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por perjuicios y falsas consideraciones. Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforzemos por alcanzar la vida eterna. 

Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. 

Amén


2.- Motivación por el Sínodo:

El Papa Francisco invita a toda la Iglesia a reflexionar, escuchar y discernir sobre un tema decisivo para su vida y su misión: “Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”, por el Concilio Vaticano II, este camino común es, a la vez, un don y una tarea. Al reflexionar juntos sobre el camino recorrido hasta ahora, los distintos miembros de la Iglesia podrán aprender de las experiencias y perspectivas de los demás, guiados por el Espíritu Santo . Si la escucha es el método del Proceso Sinodal, el discernimiento es el objetivo, y la participación es el camino 

¿POR QUÉ ESTE PROCESO?  - 

Por el contexto social de cambio constante y rápido difícil de asimilar y la incertidumbre en la que vivimos. - Porque la pandemia ha despertado la conciencia que vamos en la misma barca. Nadie se salva solo, nos salvamos si vamos juntos (FT 32) - Por las desigualdades, injusticias, y situación de los emigrantes - Por la falta de fe, corrupción, abusos de poder en el pueblo de Dios y en la propia Iglesia - Por el predominio de una mentalidad secularizada, cristianos que consumen sacramentos y viven paralelamente su fe con su estilo de vida 

¿PARA QUE? -

Dentro de este contexto, la sinodalidad representa el camino a través del cual la Iglesia puede renovarse por la acción del Espíritu Santo, escuchando juntos lo que Dios tiene que decir a su pueblo. Iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, podremos discernir los procesos para buscar la voluntad de Dios y seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir nuestra misión en el mundo. Para que este camino recorrido juntos no sólo nos una más profundamente los unos a los otros como Pueblo de Dios, sino que también nos envía a llevar adelante nuestra misión como testimonio que abarca a toda la familia humana. “Cada bautizado debe sentirse comprometido en el cambio eclesial y social que tanto necesitamos. Este cambio exige una conversión personal y comunitaria que nos haga ver las cosas como las ve el Señor”. Este proceso nos tiene de hacer soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común (DP, 32) Dara la capacidad a la Iglesia para acompañar a las personas y a las comunidades para que puedan releer experiencias, cultivar esperanzas y la fe en la bondad del Creador y de la creación.  


PREGUNTA FUNDAMENTAL DE LA CONSULTA 

 Una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, “caminan juntos”. ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro “caminar juntos”? (PD, 26) 

¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” entre las personas, los matrimonios, las familias, los grupos y las comunidades parroquiales (desde el ámbito local hasta el internacional), permitiendo a la Iglesia anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal? 

 Al responder a esta pregunta, se nos invita a: 

 - Recordar nuestras experiencias: ¿Qué experiencias de nuestra Iglesia local nos recuerda esta pregunta? 

 - Volver a leer estas experiencias con mayor profundidad: ¿ Qué alegrías han aportado? ¿Cuáles son las dificultades y los obstáculos encontrados? ¿ Qué heridas han revelado? ¿Cuáles son los conocimientos que han suscitado? 

 - Recoger los frutos para compartirlos: ¿En qué parte de estas experiencias resuena la voz del Espíritu Santo? ¿Qué nos pide el Espíritu? ¿Cuáles son los puntos a confirmar, las perspectivas de cambio, los pasos a dar? ¿Dónde registramos un consenso? ¿ Cuáles son los caminos que se abren para nuestra Iglesia local? Para ayudar a las personas a profundizar en esta pregunta fundamental, los siguientes temas destacan algunos aspectos significativos de la “sinodalidad vivida” (DP, 30). 

Al responder a estas preguntas, es útil recordar que el “caminar juntos” se realiza de dos maneras profundamente interconectadas. En primer lugar, caminamos juntos como Pueblo de Dios. En segundo lugar, caminamos juntos como Pueblo de Dios pero con toda la familia humana. Estas dos perspectivas se enriquecen mutuamente y son útiles para nuestro discernimiento común hacia una comunión más profunda y una misión más fructífera. Las preguntas que acompañan a cada uno de los diez temas siguientes pueden servir de punto de partida o de guía útil. 

La conversación y el diálogo no tienen por qué limitarse a las siguientes preguntas: 

 1.COMPAÑEROS DE VIAJE 

 En la Iglesia y en la sociedad estamos codo con codo en el mismo camino. En nuestra Iglesia local, ¿quiénes son los que “caminan juntos”? ¿Quiénes son los que parecen más alejados? ¿Cómo estamos llamados a crecer como compañeros? ¿ Qué grupos o personas quedan al margen? 

2.ESCUCHAR 

 Escuchar es el primer paso, pero requiere una mente y un corazón abiertos, sin prejuicios. ¿Cómo nos habla Dios a través de voces que a veces ignoramos? ¿Cómo se escucha a los laicos, especialmente a las mujeres y a los jóvenes? ¿Qué facilita o inhibe nuestra escucha? ¿En qué medida escuchamos a los que están en las periferias? ¿Cómo se integra la contribución de los consagrados y consagradas? ¿Cuáles son algunas de las limitaciones de nuestra capacidad de escucha, especialmente hacia aquellos que tienen puntos de vista diferentes a los nuestros? ¿Qué espacio damos a la voz de las minorías, especialmente de las personas que sufren pobreza, marginación o exclusión social? 

 3. HABLAR CLARO 

 Todos están invitados a hablar con valentía y parresía, es decir, con libertad, verdad y caridad.¿Qué es lo que permite o impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la sociedad? ¿Cuándo y cómo conseguimos decir lo que es importante para nosotros? ¿Cómo funciona la relación con los medios de comunicación locales (no sólo los católicos)? ¿Quién habla en nombre de la comunidad cristiana y cómo se lo elige? 

4. CELEBRACIÓN .

“Caminar juntos” sólo es posible si se basa en la escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía. ¿De qué manera la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida común y misión en nuestra comunidad? ¿De qué manera inspiran las decisiones más importantes? ¿Cómo se promueve la participación activa de todos los fieles en la liturgia? ¿Qué espacio se da a la participación en los ministerios de lector y acólito? 

5.COMPARTIR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRA MISIÓN COMÚN 

 Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana. Testimoniar mejor el Evangelio, especialmente con aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo.La sinodalidad está al servicio de la misión de la Iglesia, a la cual todos los miembros están llamados a participar. Puesto que todos somos discípulos misioneros, ¿cómo está llamado cada bautizado a participar en la misión de la Iglesia? ¿Qué impide a los bautizados poder ser activos en la misión? ¿Qué áreas de la misión estamos descuidando? ¿Cómo apoya la comunidad a sus miembros que sirven a la sociedad de distintas maneras (compromiso social y político, investigación científica, educación, promoción de la justicia social, protección de los derechos humanos, cuidado del medio ambiente, etc.)? ¿De qué manera la Iglesia ayuda a estos miembros a vivir su servicio a la sociedad de forma misionera? ¿Cómo se realiza el discernimiento sobre las opciones misioneras y quién lo hace? 

6.DIALOGO IGLESIA-SOCIEDAD 

 El diálogo requiere perseverancia y paciencia, pero también permite la comprensión recíproca. ¿En que medida los distintos pueblos que forman nuestra comunidad se reúnen para dialogar? ¿Cuáles son los lugares y las herramientas de diálogo dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo promovemos la colaboración con las diócesis vecinas, las comunidades religiosas de la zona, las asociaciones y los movimientos laicales, etc.? ¿Cómo se abordan las divergencias de puntos de vista, los conflictos y las dificultades? ¿A qué problemáticas específicas de la Iglesia y de la sociedad debemos prestar más atención? ¿Qué experiencias de diálogo y colaboración tenemos con creyentes de otras religiones y con los que no tienen pertenencia religiosa? ¿Cómo dialoga y aprende la Iglesia con otros sectores de la sociedad: con la política, la economía, la cultura, la sociedad civil y las personas que viven en la pobreza? 

7. ECUMENISMO 

 El diálogo entre cristianos de diferentes confesiones, unidos por un mismo bautismo, ocupa un lugar especial en el camino sinodal. ¿Qué relaciones mantiene nuestra comunidad eclesial con miembros de otras tradiciones y confesiones cristianas? ¿Qué compartimos y cómo caminamos juntos? ¿Qué frutos ha generado el caminar juntos? ¿Cuáles son las dificultades? ¿Cómo podemos dar el siguiente paso para caminar juntos? 

8. AUTORIDAD Y PARTICIPACIÓN 

 Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable. ¿Cómo puede identificar nuestra comunidad eclesial los objetivos a perseguir, el modo de alcanzarlos y los pasos a dar? ¿Cómo se ejerce la autoridad o el gobierno dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo se ponen en práctica el trabajo en equipo y la corresponsabilidad? ¿Cómo se realizan las evaluaciones y quién las realiza? ¿Cómo se promueven los ministerios laicales y la responsabilidad de los laicos? ¿Hemos tenido experiencias fructíferas de sinodalidad a nivel local? ¿Cómo funcionan los órganos sinodales a nivel de la Iglesia local (Consejos Pastorales en las parroquias y diócesis, Consejo Presbiteral, etc.)? ¿Cómo podemos favorecer un enfoque más sinodal en nuestra participación y liderazgo? 

 9.DISCERNIMIENTO Y DECIDIR 

 En un estilo sinodal tomamos decisiones a través del discernimiento de aquello que el Espíritu Santo dice a través de toda nuestra comunidad. ¿Qué métodos y procedimientos utilizamos en la toma de decisiones? ¿Cómo se pueden mejorar? ¿Cómo promovemos la participación en el proceso decisorio dentro de las estructuras jerárquicas? ¿Nuestros métodos de toma de decisiones nos ayudan a escuchar a todo el Pueblo de Dios? ¿Cuál es la relación entre la consulta y el proceso decisorio, y cómo los ponemos en práctica? ¿Qué herramientas y procedimientos utilizamos para promover la transparencia y la responsabilidad? ¿Cómo podemos crecer en el discernimiento espiritual comunitario? 

10. FORMARNOS EN LA SINODALIDAD 

 La sinodalidad implica receptividad al cambio, formación y aprendizaje continuo.¿Cómo forma nuestra comunidad eclesial a las personas para que sepan cada vez más “caminar juntos”, escucharse unos a otros, participar en la misión y dialogar? ¿Qué formación se ofrece para promover el discernimiento y el ejercicio de la autoridad de forma sinodal



ACTITUDES

El Papa Francisco ha compartido su visión sobre cómo se expresa concretamente la práctica de la sinodalidad, mostrando que actitudes particulares permiten una escucha y un diálogo auténticos

 • Dedicar tiempo para compartir. Todos pueden crecer en comprensión, a través del diálogo.

 • La humildad en la escucha debe corresponder a la valentía en el hablar: Todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar. El diálogo sinodal depende de la valentía tanto al hablar como al escuchar 

 • Que expresen libre y honestamente sus opiniones. Cada uno escucha al otro por amor, en un espíritu de comunión y de misión común. Así, la fuerza del Espíritu Santo se manifiesta de múltiples maneras en todo el Pueblo de Dios y a través de este. 

 • Combatir el virus de la autosuficiencia: Todos estamos en el mismo barco. Juntos formamos el Cuerpo de Cristo. Dejando a un lado el espejismo de la autosuficiencia, podemos aprender unos de otros, caminar juntos y estar al servicio de los demás. Podemos construir puentes más allá de los muros que a veces amenazan con separarnos: edad, género, riqueza, habilidades diferentes, distintos niveles de educación, etc. 

 • Deja atrás los prejuicios y los estereotipos: Podemos estar agobiados por nuestras debilidades y nuestra tendencia al pecado. El primer paso para escuchar es liberar nuestra mente y nuestro corazón. • Superar las ideologías: Hay que evitar el riesgo de dar más importancia a las ideas que a la realidad de la vida de fe que viven las personas de forma concreta. 

• Hacer nacer la esperanza: Hacer lo que es justo y verdadero no está destinado a llamar la atención o a aparecer en los titulares, sino que tiene como objetivo ser fiel a Dios y servir a su Pueblo. Estamos llamados a ser faros de esperanza, no profetas de desventuras. Desarrollar nuevos enfoques con una mente abierta, que aprecie la riqueza en la variedad, escuchandonos unos a otros sin olvidar ninguno.

TRAMPAS.-

Como en cualquier viaje, debemos ser conscientes de los posibles escollos que podrían obstaculizar 

 1)La tentación de querer dirigirnos a nosotros mismos en lugar de ser dirigidos por Dios. La sinodalidad no es un ejercicio estratégico corporativo. Es más bien un proceso espiritual guiado por el Espíritu Santo. Podemos caer en la tentación de olvidar que somos peregrinos y servidores en el camino que Dios nos ha marcado. Nuestros humildes esfuerzos de organización y coordinación están al servicio de Dios que nos guía en nuestro camino. Somos arcilla en manos del Alfarero divino (Is 64,8). 2) 

 2)La tentación de concentrarnos en nosotros mismos y en nuestras preocupaciones inmediatas. El Proceso Sinodal es una oportunidad para abrirnos, para mirar a nuestro alrededor, para ver las cosas desde otros puntos de vista, y para salir en misión hacia las periferias. Esto requiere que pensemos a largo plazo ¿Cuál es el plan de Dios para la Iglesia aquí y ahora? ¿Cómo podemos poner en práctica el sueño de Dios en nuestra Iglesia local? 

 3)La tentación de ver sólo “problemas”. Los desafíos, las dificultades y las adversidades que nuestro mundo y nuestra Iglesia deben afrontar son muchos. Sin embargo, fijarnos en los problemas sólo nos llevará a sentirnos abrumados, desanimados y cínicos. Podemos perder la luz si nos centramos sólo en la oscuridad. En lugar de concentrarnos sólo en lo que no está bien, apreciemos dónde el Espíritu Santo está generando vida y veamos cómo podemos dejar que Dios actúe más plenamente 

 4)La tentación de concentrarse sólo en las estructuras. El proceso sinodal exigirá, naturalmente, una renovación de las estructuras en los distintos niveles de la Iglesia, para favorecer una comunión más profunda, una participación más plena y una misión más fructífera. Al mismo tiempo, la experiencia de la sinodalidad no debería concentrarse en particular en las estructuras, sino en la experiencia de caminar juntos para discernir el camino a seguir, inspirados por el Espíritu Santo. La conversión y la renovación de las estructuras sólo se producirán a través de la conversión y la renovación continua de todos los miembros del Cuerpo de Cristo. 

 5) La tentación de no mirar más allá de los confines visibles de la Iglesia. Al expresar el Evangelio en nuestras vidas, las mujeres y los hombres laicos actúan como levadura en el mundo en el que vivimos y trabajamos. Un Proceso Sinodal es un tiempo para dialogar con personas del mundo de la economía y de la ciencia, de la política y de la cultura, de las artes y del deporte, de los medios de comunicación y de las iniciativas sociales. Será un momento para reflexionar sobre la ecología y sobre la paz, sobre los problemas de la vida y sobre la migración. Debemos tener en cuenta el panorama general para cumplir nuestra misión en el mundo. También es una oportunidad para profundizar en el camino ecuménico con otras confesiones cristianas y para profundizar en nuestro entendimiento con otras tradiciones religiosas. 

 6)La tentación de perder de vista los objetivos del Proceso Sinodal. A medida que avanzamos en el camino del Sínodo, debemos tener cuidado que, si bien nuestras discusiones puedan ser amplias, el Proceso Sinodal debe mantener el objetivo de discernir cómo nos llama Dios a caminar juntos. Ningún Proceso Sinodal va a resolver todas nuestras preocupaciones y problemas. La sinodalidad es una actitud y un enfoque para ir adelante de forma corresponsable y abierta, para acoger juntos los frutos de Dios a lo largo del tiempo. 

 7)La tentación del conflicto y la división. “Que todos sean uno” (Jn 17,21). Esta es la ardiente oración de Jesús al Padre, pidiendo la unidad entre sus discípulos. El Espíritu Santo nos lleva a profundizar en la comunión con Dios y entre nosotros. Las semillas de la división no dan fruto. Es vano tratar de imponer las propias ideas a todo el Cuerpo mediante la presión o el descrédito de los que piensan diferente. 

 8)La tentación de tratar el Sínodo como una especie de parlamento. Esto confunde la sinodalidad con una “batalla política” donde para gobernar una parte debe ganarle a la otra. Es contrario al espíritu de la sinodalidad enemistarse con los demás o favorecer conflictos divisorios, que amenazan la unidad y la comunión de la Iglesia, 

 9)La tentación de escuchar sólo a los que ya participan en las actividades de la Iglesia. Este enfoque puede ser más fácil de manejar, pero termina ignorando una parte significativa del Pueblo de Dios.


PERSONA QUE ADMIRA CON GRAN 
AFECTO Y ADMIRACIÓN AL PAPA FRANCISCO
(Filofranciscopapal)



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